ACERCA DE MONZA

JOYAS MONZA


La historia


La tradicional Casa de Joyas surge en el año 1968 de las extraordinarias manos del destacado orfebre y realizador de la época, Andrés Anselmo Giacomelli. Poseedor de un espíritu refinado del arte en la creación de joyas y piezas únicas en las que ha dejado su impronta y su admirable sello


Giacomelli, descendiente de familias inmigrantes Italianos, nació en el año 1941 en la Argentina. Siendo apenas un niño sintió una manifiesta atracción por la orfebrería, el tallado y grabado de platería. Cumplida la edad suficiente inclino su destreza a la creación de joyas que fueron piezas únicas recibiendo diversos reconocimientos.

Como joven de espíritu creador y alma aventurera se embarcó hacia Europa trasladando su arte por distintas regiones y Países del viejo continente donde perfecciono sus técnicas en el arte de la creación y recibió variados reconocimientos de sus pares y público en general

Recorrió Estados Unidos de América llevando consigo su arte y el refinado gusto en la creación de alhajas. En su gira por el país del norte se destacó por sus presentaciones y recogió elogios de notables joyeros y personalidades. Con un bagaje de conocimientos y nuevas técnicas en el diseño emprende su regreso a la Argentina pasando por países de Latinoamérica


Andrés Anselmo Giacomelli llega a san Luis en el año 1968 acompañado por Florinda Campagnolo, su compañera de la vida, la mujer que lo empezaba a seguir por la senda del porvenir y también fuente de inspiración de sus obras más significativas. Para el destacado orfebre y su esposa San Luis se presentaba como un reto artístico lleno de oportunidades y también el divino cometido de construir su nido de amor en el cual concebirían a sus retoños; Andrés, Eliana y Adrián.

En ese San Luis inhóspito, de casas bajas, con calles de tierra atravesadas eternamente por el bien ponderado viento Chorrillero y un centro comercial pequeño, los jóvenes Andrés y Florinda empezaban a soñar y a construir su propia historia.


Fueron años duros, de revoluciones estudiantiles y cambios sociales, pero el pequeño Estado “puntano” era casi ajeno a los movimientos que sacudían al mundo, y apoyado en ese aforismo que dice “pago tranquilo y de buenos amigos” el magistral orfebre echó sus raíces en estas tierras y fueron sus manos, capaz de tallar el diamante y darle brillo al metal dorado las que concibieron la tradicional Casa Monza .


La primera Joyería Monza abrió sus puertas en la periferia del centro comercial de la ciudad, sobre calle Ayacucho, ante de llegar a San Martin. En ese lugar, Andrés monto su taller para dar forma artesanamente al metal que se convertirían en valiosas joyas y Florinda ayudaba poniéndose al frente del negocio


Posteriormente la casa se trasladó a calle Junín frente a la emblemática plaza pringles, donde permaneció por algunos años y mantuvo un crecimiento sostenido y se transformó en marca obligada por la gente a la hora de elegir una joya distinguida


Desde el año 2000 ya impuesta como una tradición en alhajas Giacomelli y su esposa Florinda, trasladan la tradicional Monza con sus creaciones a calle Belgrano donde suma tecnología de vanguardia para la fabricación de productos de alta calidad, pero sin dejar que sean las manos del magistral orfebre que den el toque que distingue a cada pieza.

En el año…2 el Consejo deliberante distingue a casa monza como la Joyería más antigua de la ciudad, un reconocimiento merecido para el gran orfebre Giacomelli que desafiando los tiempos fue atesorando y cincelando los sueños en cada alhaja entregada miles de sanluiseños


La tradicional casa Monza a poco de cumplir medio siglo recibe diariamente la presencia de Andrés y Florinda sus fundadores y miran el pasado con orgullo y disfrutan el presente junto a sus tres hijos Andrés, Eliana y Adrián y sus diez nietos.


Andrés Giacomelli, joyero, una vida de aventura hecha entre esmeraldas y dijes

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